¿Sabías que muchas personas sienten miedo escénico en diferentes momentos de su vida?
Para sentir miedo escénico no es necesario tener que estar delante de un gran auditorio con muchas personas
A diferencia de lo que muchas personas creen, no es necesario tener que hablar delante de muchas personas para sentir miedo escénico. Tampoco es un miedo que pueda controlarse de forma racional o respirando de forma profunda. El miedo escénico paraliza, bloquea, deja en blanco e, incluso, puede dejarnos completamente descolocados hasta el punto de no saber ni qué hacer ni qué decir.
El miedo escénico es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por sentir una ansiedad y un miedo totalmente incontrolables al tener que situarse frente a un público. Se manifiesta en forma de bloqueo impidiendo el despliegue de las capacidades naturales que tiene a su alcance esta persona.
Cuando hablamos de público, en el caso del miedo escénico, ¿a qué nos referimos?
No es necesario tener que estar encima del escenario de un gran auditorio para sentir miedo escénico. Basta con estar en la pizarra de la clase explicando a tus compañeros qué hiciste este fin de semana, puedes sentirlo estando tomando cañas con todo tu grupo de amigos hasta el punto de sentirte tan incómodo que eres incapaz de articular palabra, puedes sentirlo delante de tu jefe cuando te reúnes a solas con él para explicarle cómo avanza este proyecto que estás liderando…
Vivir y convivir sintiendo miedo escénico es algo que resulta muy limitante y mina la autoestima, la confianza y la seguridad de las personas. Estos sentimientos acaban influyendo en la conducta de aquellos que sienten miedo escénico y acaban construyendo unas creencias que les resultan limitantes. Su percepción acaba determinando su realidad y son ellos mismos quienes, de manera totalmente inconsciente, se boicotean.
Si sientes miedo escénico, puedes superarlo
A mi despacho han llegado muchas personas negando que sentían miedo escénico por el simple hecho de que sus bloqueos no aparecían delante de públicos multitudinarios. Después de hablar con ellos, entendieron que no era necesario estar delante de un gran auditorio para sentir miedo escénico, que bastaba con sentirse sobreexpuesto delante de alguien que te escuchara.
A continuación, os explicaré algunos casos de personas que tenían miedo escénico y que consiguieron superarlo con diferentes técnicas. Todas las historias que leeréis son reales, aunque los nombres son pura ficción para preservar su anonimato.
¿Cómo podría ejercer de abogado si sentía miedo escénico ante el tribunal?
Los últimos meses de cualquier formación universitaria son intensos. Su proximidad con la vida profesional conlleva dudas del tipo: ¿Estaré preparado? ¿Cuando salga de la facultad sabré hacerlo? ¿Seré lo suficientemente bueno para conseguir clientes? Este tipo de dudas empezaron a planear sobre la cabeza de Julio.
De hecho, en las simulaciones de juicios que habían hecho a lo largo de la carrera de derecho sentía una ansiedad enorme. Incluso estaba más tranquilo en las primeras simulaciones, en las que no sabía a qué se enfrentaba que en las que estaba haciendo últimamente.
Tenía anotadas estas simulaciones en la agenda y unos días antes empezaba a dormir mal, estaba más nervioso de la cuenta y cuando llegaba el momento de subirse al estrado, temblores, manos sudorosas, presión en el pecho y le costaba articular palabra. Alguna vez incluso tartamudeaba.
Cuando le pasaba esto se sentía fatal. ¿Por qué le pasaba a él? ¿Si le pasaba esto ahora que sólo tenía delante a sus compañeros de clase y profesores, qué le pasaría cuando tuviese que enfrentarse a un juicio real?
Cuando me explicó lo que le pasaba, lo tuve claro desde el primer momento: Julio sentía miedo escénico. Además, pude identificarme con él porque en mi anterior etapa profesional conviví con la presión que conlleva subirse al estrado.
Con Julio estuvimos trabajando durante algunas sesiones de PNL para conseguir que su cuerpo no reaccionara de esta forma desmesurada cuando tenía que subirse al estrado. Conseguimos que su cerebro no identificase aquella situación como una situación de peligro a la que había que reaccionar de forma brusca y desmesurada.
“He estado trabajando durante semanas en este proyecto y seré incapaz de presentárselo a mi jefa mañana”
Sofía siempre había sido tímida, desde pequeña. Ahora se dedica a la ingeniería y siempre que tiene que presentar proyectos a su jefa de departamento lo pasa fatal. Se hace infinitamente pequeña y le resulta imposible defender aquello que ha estado trabajando durante semanas y que conoce y domina a la perfección.
Siempre le pasaba lo mismo y llegó a mi despacho muy angustiada. Me decía que no entendía el porqué, que ella adoraba su trabajo y que, además, sabía que era buena profesional. Pero era entrar al despacho de su jefa, sentarse allí y empezar a encontrarse mal, su respiración se agitaba y casi ni le salían las palabras.
Cuando me explicó aquello, intenté descubrir si había algún recuerdo o alguna experiencia vivida que provocaron aquella reacción en ella. De entrada me dijo que no le había pasado nada que pudiera ser motivo de aquello que le pasaba. Y fue hablando hasta que soltó: “de pequeña en clase cuando me tocaba salir a la pizarra se reían de mí porque era gordita y lo pasaba fatal”.
Ya lo tenemos pensé, aquellas risas de sus compañeros de clase crearon una inseguridad tan grande en ella que evolucionó en miedo escénico. Por esto le costaba enfrentarse a reuniones 1x1 con su jefa, por miedo a sentirse rechazada otra vez. Con la ayuda de la Terapia de Reprogramación Integral pudimos desprogramar los patrones emocionales y conductuales que Sofía tenía interiorizados y arraigados y eran los causantes de su miedo escénico.
Si quieres que te eche una mano para superar ese miedo escénico que sientes, que te bloquea y que supone un obstáculo para tu día a día, no dudes en escribirme. ¡Te ayudaré a que lo consigas!